Muchas veces alguna situación nos llena de
enojo y perdemos hasta la razón y por impulso cometemos errores que luego no
sabemos cómo borrarlos de nuestra vida. Eso me ocurrió hace unos días, no sé por
qué razón estuve en el lugar equivocado en el momento equivocado y cometí una
acción equivocada, lo cierto es que confluyeron muchas cosas juntas a la vez.
Ese día había sido decepcionante para mí,
ya venía con algunos días en los que estaba molesto porque una persona se había
metido en mi relación con la mujer más maravillosa del mundo, una persona que
siente envidia que su propia hermana sea feliz, si ya la identificaron, es la
hermana de la mujer más maravillosa del mundo.
Esta mujer, si lo podemos decir así al
demonio, se metió a decir mil y una cosas que al final terminaron por confundir
a una mujer que se llegó a sentir insegura con tanto cuento, eso hizo que
nuestra relación empiece a dañarse al punto de separarnos.
No contenta con esto, esa mujer, empezó a
llamar a un viejo que en algún momento pretendió a la mujer más maravillosa del
mundo y aprovechando que la había puesto dudosa de mí, metió a este viejo en el
medio, un día malo y ver a la mujer que uno ama con el viejo taimado hizo que
yo pierda la cabeza y le haga una mala señal al viejo, misma que vio la mujer
tan amada por mi y pensó que se la había hecho a ella. Ahora no se qué hacer,
no me quiere escuchar, no quiere saber de mi, está furiosa y con justa razón,
será que el tiempo puede ayudar, y luego poder explicar mi actitud equivocada
apelando al amor que siente por mí logre perdonarme.
La vida es un sendero complicado en el que
Dios nos pone pruebas, y ahora me toca pasar la prueba más difícil de todas,
debido a que caí en la trampa y cometí un acto por demás reprochable, no
escondo las cosas que hago, sean buenas o malas, pero si nunca había faltado a
mi mujer amada, ahora ella lo toma como que fue con ella y no sé qué hacer.
Dios es el único que pueda darme la pauta para saber qué debo hacer y cuanto
tiempo debo esperar, solo me queda ponerme a sus órdenes y esperar que todo vuelva
al camino por Él marcado, y no volverme a cegar por el impulso.